El boom de la cerveza artesana: «No es una moda».

Reunimos a tres cerveceros artesanos de la Comunidad de Madrid, donde esta bebida está en plena expansión gracias a decenas de productores y locales especializados

Román Jove, Jaime Riesgo y David Castro en Los Grifos, un bar tienda de Malasaña.
Román Jove, Jaime Riesgo y David Castro en Los Grifos, un bar tienda de Malasaña.Javier Barbancho

No hace mucho cuando entrabas en un bar y pedías una cerveza bastaba con decir: «una caña, por favor». Desde hace una década, esa caña ha mutado. Se ha pasado de la clásica rubia a una variedad de cervezas que abarca todo tipo de sabores.

Los responsables de esta ‘explosión’ son los cerveceros artesanos que llevan años intentado cambiar lo que se bebe en los bares.

David Castro, de La Cibeles, y Jaime Riesgo, de La Virgen, son dos de los ‘veteranos’ de un sector en continuo crecimiento. Ambos han visto llegar a nuevos productores, como Román Jove, venezolano, y que ha consolidado a Península, en Alcobendas, como una de las fábricas punteras.

El camino para cambiar esa caña por un «¿qué cervezas tenéis?» no ha sido fácil. Ni en Madrid, ni en el resto de España, donde hay cerveceras que sacan ventaja a Madrid.

Muchos de esos cerveceros han convertido su hobbie de hacer cerveza en casa en una empresa, abandonando incluso multinacionales. «Quería tener el control de mi propio futuro», explica David, «no quería irme a la calle con 55 años».

Otros, como Jaime, han saltado de empresas no relacionadas con el sector a liarse la manta la cabeza para intentar «revolucionar la cerveza», cuenta el fundador de La Virgen, propiedad de AB InBev. Probar la cerveza en EEUU dio un vuelco a su vida.

En cualquier caso, los obstáculos suelen ser casi siempre los mismos. «La administración no sabía cómo se hacía la cerveza», explica David sobre la maraña burocrática para conseguir los permisos necesarios.

Los tres han perdido la cuenta de cuántos amigos les llamaron locos por intentar montar una fábrica de cerveza en un país que bebía mucha pero no tenía cultura cervecera. «Todavía algunos nos lo llaman», dice entre risas Román.

El desconocimiento del público también era grande. «La gente pedía una cerveza sin saber qué pedían», comenta David. La labor de estos cerveceros, y muchos que han venido después, ha sido «explicar lo que se está bebiendo», añade Jaime. «La gente ha empezado a cuestionarse qué es lo que está bebiendo», subraya

LA CRISIS COMO MOTOR

Lo que puso a la cerveza artesana en el punto de vista del consumidor fue, según Jaime, el cambio que produjo la crisis en la hostelería. «Los bares pasaron a ser diferentes, se pasó a premiar la calidad», explica.

La «novedad» de una nueva cerveza, según David, también fue un factor clave para que el consumidor se centrara «en lo que había dentro de la botella».

Esa combinación provocó un «cambio brutal» y ha hecho que las grandes marcas muevan ficha a pesar de que en un primer momento eran reticentes. «Movías aguas que llevaban mucho tiempo en calma», comenta el fundador de La Cibeles, participada minoritariamente por la holandesa Heineken.

Los productores artesanos están viviendo un momento de expansión.
Los productores artesanos están viviendo un momento de expansión.Javier Barbancho

Ahora es habitual escuchar términos que las cerveceras artesanas han puesto en el mercado. «Es positivo porque la fuerza de comunicación es grande», explica David, que cree que tiene el contrapunto de «ver cómo se explica».

Estos cerveceros llevan años aplicando una política de «transparencia» en la que se da a conocer cómo se hace la cerveza, con qué ingredientes y quién la hace. «Hemos dignificado la cerveza. El trabajo de explicar a la gente ha sido brutal», rememora Jaime.

«Detrás de la cerveza hay personas», añade Román, cuya fábrica, como casi todas las artesanas, se puede visitar. Eso ha hecho que el consumidor esté «preparado para pagar un poco más», explica Jaime

¿UNA BURBUJA?

La mayor parte de las números tanto de La Cibeles como de La Virgen se concentra en Madrid, con hasta un 95% de las ventas. Península vende también en la capital, pero tiene bastante público de otras provincias.

«La cerveza siempre ha sido muy regionalista», señala David, y con la artesana «sigue siendo así». Sin embargo, esta bebida puede romper más fácilmente ese sentimiento y es habitual ver cerveza de Barcelona en bares de Madrid y viceversa.

Identificarse como una cerveza madrileña «tiene sus ventajas e inconvenientes», explica David. Es unos sitios es fácil venderla y en otros sitios provoca «resquemor». En cualquier caso, La Cibeles, muy identificada con Madrid, no se plantea cambiar. «Quiero que la cerveza tenga ADN local», puntualiza David.

Sí es cierto que la base de consumidores ha crecido durante los últimos años. Tanto que los críticos de la cerveza artesana creen que hay una burbuja y que terminará de explotar. Tanto Román, como David y Jaime creen que no es así.

«Es cultura cervecera, no es una moda, está aquí para quedarse», sentencia Jaime, que ha pasado de hacer 10.000 litros el primer año a tener unas estimaciones cercanas a los 2 millones para 2021.

«No ha hecho más que comenzar», afirma Román. Ahora es habitual ver bares con varios grifos o botellas de diferentes estilos. «Los bares han cambiado porque el cliente ha cambiado», afirma Jaime.

Ese cambio, que se ha producido en el sector de la hostelería, se ha conservado tras salir del confinamiento. El temor a que los restaurantes optaran por productos más baratos para reflotar las cuentas se disipó cuando la actividad volvió. «Han mantenido los productos de calidad», confirma Jaime.

Los números actuales señalan que la cuota de mercado de este tipo de cerveza está creciendo, en parte gracias a la apertura de nuevos locales especializados y a la incorporación de este producto al bar de siempre.

La tradicional caña seguirá existiendo, pero convivirá con cervezas de otros estilos. Se pide cerveza diferente ahora y se seguirá pidiendo dentro de unos años. «Mis hijos», añade David, «la seguirán pidiendo».

El futuro pasa por ampliar la base de consumidores. Para ello es fundamental seguir explicando en qué consiste la cerveza artesana, evitando a los gurús y «bajando a la tierra a explicar» que el sabor es la clave.

 

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