María de Blas (Solobuey): «Perdí 5 kilos al inicio del estado de alarma»

A María se le rompió la normalidad el 14 de marzo de 2020 cuando el estado de alarma por la covid confinó a toda la población y cerró toda actividad no esencial. Temió por su negocio carnicero.

La carnicera María de Blas en su establecimiento. Efeagro/M.B.La carnicera María de Blas en su establecimiento. Efeagro/M.B.

Ha sido un año “horroroso” que comenzó con cinco kilos menos “del tirón” y sin dormir, al pensar que su carnicería se venía abajo, según cuenta a Efeagro cuando se cumple un año del estado de alarma.
No es de extrañar, porque de la noche a la mañana vio cómo las ventas de su carnicería SoloBuey en Mercamadrid se resentían, ya que muchas de ellas se destinaban a la restauración (que quedó clausurada).

Una bajada de actividad que le llevó a aplicar un ERTE a la mayoría de sus empleados: “Éramos casi 30 trabajando hasta que irrumpió la pandemia; en los meses de confinamiento duro, fuimos cuatro” trabajando, explica.
SoloBuey, sin embargo, tenía un as en la manga gracias al olfato empresarial que María tuvo años atrás cuando se empeñó en abrir un canal de venta “online” que, hasta la llegada del coronavirus, era residual en su cuenta de resultados.

Pero la covid provocó que las peticiones de carne fresca por Internet se dispararan: “Fue asombroso. Llegamos a unos niveles de venta ‘online’ que no creo que consigamos nunca más”.
Sirvió, además, para que la clientela “conociese la página web de la empresa y confiara más en comprar fresco” a través de ese canal.

La carnicera María de Blas (5i) junto a empleados de SoloBuey. Efeagro/M.B.

De hecho, tiene una cartera “fija” de compradores por Internet, que se suman a un servicio de hostelería que ya está en funcionamiento, con mayor o menor actividad dependiendo de las restricciones de cada momento.

Ha habido períodos buenos de venta, como la Navidad, aunque sin alcanzar los de otros años, señala, pero que le permitió sacar a “casi todo” el personal del ERTE; aun así, tras esas fechas tan fundamentales para el consumo algunos de los operarios han vuelto al paro temporal, porque la actividad no llega a ser del “100 %”.
Cuando Efeagro habló con María hace un año contaba que llevaba la compra (no sólo de carne) a clientes confinados que se lo pedían; una práctica que aún sigue haciendo si ve que hay gente que lo necesita: su lema es “nunca se dice no a un cliente: si no se tiene, se busca”.
“Fue una satisfacción poder ayudar en ese momento a las personas que lo necesitaban”, remarca orgullosa.

Todo va mejorando, y si hace un año fue testigo en primera persona de cómo los pasillos de Mercamadrid se quedaron prácticamente vacíos -en una imagen inédita para uno de los grandes mercas del mundo-, ahora ya se “ha recobrado la normalidad” y “hay más alegría”.

Lecciones aprendidas

Han sido 365 días de lecciones vitales aprendidas porque si María tiene ahora algo claro es que “hay que vivir el día a día”, “nunca sabe uno lo que puede pasar mañana”.
También se han aprendido lecciones profesionales como la necesidad de diversificar cartera de clientes: “No puedes centrarte sólo en un tipo de clientela. En mi caso, gracias a Dios, teníamos ya la tienda online montada para poder vender algo, pero otras no la tenían y se vieron creándola rápido y con prisas”.
María y su hermano, con el que gestiona SoloBuey, encaran este año con optimismo, a la espera de que su negocio vuelva a ser lo que era y continuar así con la saga que comenzó su bisabuelo Santiago allá por 1912.

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